Los perros, los gatos, los pericos, los peces y cualquier otro animal doméstico o no doméstico es un ser vivo que no debe darse como regalo. Sus necesidades son tan parecidas a las de los humanos que podrías compararlo con un bebé, y ¿cómo te sentirías de dar o recibir uno como regalo? Los animales demandan atención, alimento, higiene, amor y, en algunos casos, hasta vestido -dependiendo del clima o el lugar donde viven-. Son seres que respiran y sienten, no pueden tratarse como peluches que fácilmente se empacan en papel de regalo y se obsequian con una moña en la cabeza. De esta manera, existen varias razones para que no los consideres como regalo.
1ª: Que “cuando un animal se compra por impulso está destinado al abandono”
2ª: Las necesidades de espacio, alimento y salud, entre otras, hacen que los dueños los desatiendan conforme van creciendo.
3ª: Otra razón es que al comprar animales se contribuye a la sobrepoblación y a la comercialización de éstos por parte de criadores y comerciantes clandestinos cuya única finalidad es obtener ganancias. De acuerdo con los defensores de los animales, la mejor forma de proporcionar un hogar a un animal es adoptándolo. Es así como las personas se responsabilizan por brindarles un buen trato, siendo requisito que quienes viven en casa estén de acuerdo con la decisión de adquirir una mascota. La adopción se convierte en una segunda o tercera oportunidad de tener un hogar, y hay que tener en cuenta que anteriormente el animal pudo haber sufrido maltrato y abandono. Por tanto, jamás debe regalarse un animal, excepto si la persona que lo va a recibir es fanática de las mascotas.
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