Trucos caseros para blanquear los dientes
Una sonrisa impecable es una de las cosas fundamentales para generar una buena imagen de cara a los demás.
Sin embargo, los malos hábitos alimenticios, el tabaco o una mala higiene bucal pueden ser algunos de los factores que influyen en que, con el paso de los años, el esmalte de nuestros dientes vaya adquiriendo un color amarillento con el que realmente nadie se siente a gusto.
Puede que ya hayas consultado a tu dentista sobre algunos de los tratamientos de blanqueamiento, pero sea por la cuestión económica o por los riesgos de sensibilización de la dentadura no todo el mundo se atreve con ello.
¿Has probado ya algún remedio casero?
Si no tenías ni idea presta atención a alguno de estos consejos que componen algunos de los entrañables ‘trucos de la abuela’.
1. El más utilizado ha sido siempre el truco del bicarbonato, que consiste en mezclar estos polvos con agua y lavar los dientes con la sustancia. Sin embargo, este producto es algo abrasivo y debes andarte con cuidado porque podría dañar tu esmalte.
2. Una infusión de hojas de salvia para lavar los dientes es un gran recurso, esta vez más natural y menos perjudicial. Además, puede curar las heridas de la boca.
3. Otro remedio es frotar la parte interna de la cáscara de la naranja (la parte blanca y suave) sobre la dentadura para aclararla.
4. La pulpa de fresa (fresas trituradas) es también buena especialmente para reducir el impacto de los factores que dejan más amarilla la dentadura como el tabaco o el café. Sin embargo, si utilizas este método deberás lavarte los dientes inmediatamente después ya que el ácido y el azúcar pueden ser desfavorables.
No obstante, cabe remarcar que hay algunos de estos trucos (como el del bicarbonato) que a pesar de su efectividad pueden ser agresivos con nuestros dientes, por lo que debes emplearlos con moderación o relegarlos a un segundo plano.
Tampoco utilices el limón como blanqueador, pues a pesar de que algunas personas lo recomiendan con este fin su uso puede resultar contraproducente en tanto que el ácido que contiene destruye el esmalte de los dientes.
Una sonrisa impecable es una de las cosas fundamentales para generar una buena imagen de cara a los demás.
Sin embargo, los malos hábitos alimenticios, el tabaco o una mala higiene bucal pueden ser algunos de los factores que influyen en que, con el paso de los años, el esmalte de nuestros dientes vaya adquiriendo un color amarillento con el que realmente nadie se siente a gusto.
Puede que ya hayas consultado a tu dentista sobre algunos de los tratamientos de blanqueamiento, pero sea por la cuestión económica o por los riesgos de sensibilización de la dentadura no todo el mundo se atreve con ello.
¿Has probado ya algún remedio casero?
Si no tenías ni idea presta atención a alguno de estos consejos que componen algunos de los entrañables ‘trucos de la abuela’.
1. El más utilizado ha sido siempre el truco del bicarbonato, que consiste en mezclar estos polvos con agua y lavar los dientes con la sustancia. Sin embargo, este producto es algo abrasivo y debes andarte con cuidado porque podría dañar tu esmalte.
2. Una infusión de hojas de salvia para lavar los dientes es un gran recurso, esta vez más natural y menos perjudicial. Además, puede curar las heridas de la boca.
3. Otro remedio es frotar la parte interna de la cáscara de la naranja (la parte blanca y suave) sobre la dentadura para aclararla.
4. La pulpa de fresa (fresas trituradas) es también buena especialmente para reducir el impacto de los factores que dejan más amarilla la dentadura como el tabaco o el café. Sin embargo, si utilizas este método deberás lavarte los dientes inmediatamente después ya que el ácido y el azúcar pueden ser desfavorables.
No obstante, cabe remarcar que hay algunos de estos trucos (como el del bicarbonato) que a pesar de su efectividad pueden ser agresivos con nuestros dientes, por lo que debes emplearlos con moderación o relegarlos a un segundo plano.
Tampoco utilices el limón como blanqueador, pues a pesar de que algunas personas lo recomiendan con este fin su uso puede resultar contraproducente en tanto que el ácido que contiene destruye el esmalte de los dientes.
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