En Italia se consume casi exclusivamente para el desayuno; en algunos otros países se puede consumir a lo largo de todo el día o después de la cena.
La calidad del capuchino la dará el café expreso y el elemento más importante al prepararlo es la textura y la temperatura de la leche, ya que esta no debe llegar a ebullición ni pasar de los 70 grados centígrados.
Cuando un barista (experto en bebidas basadas en café) acrema y da volumen a la leche por medio de vapor para un capuchino, debe crear la «leche especial» introduciéndole minúsculas burbujas de aire. Esto da a la leche una textura extremadamente aterciopelada y un gusto dulce.
Origen: El capuchino toma su nombre del color del hábito de los monjes capuchinos (cappucccio significa ‘capucha’ en italiano), o tal vez del aspecto de su tonsura (un círculo de piel blanca rodeado por un aro de cabello marrón).
Según la leyenda, después de la Batalla de Viena de 1683, los vieneses prepararon café usando los sacos abandonados por los turcos y, para suavizar su fuerte sabor, añadieron crema y miel, obteniendo un color similar al del hábito de los capuchinos.
La bebida siempre ha sido conocida por su nombre italiano,[cita requerida] ya que la máquina de café expreso con la que normalmente se hace es un invento italiano. La patente de 1901 es de Luigi Bezzera. El capuchino se extendió por toda Europa, popularizándose y adquiriendo su forma definitiva en 1950. Luego llegó a Sudamérica, popularizándose en países como Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina y Bolivia.
Elaboración
Ingredientes: Los ingredientes tradicionales son café expreso y leche muy caliente y espumosa, en la siguiente proporción:
-1/3 de café tipo expreso
-1/3 de leche
-1/3 de espuma de leche, en ocasiones también se le añade cacao en polvo o canela.
Procedimiento: El capuchino se prepara normalmente con una máquina de expreso.
El barista se encarga de introducir la leche fria en una lanceta que arroja vapor, la calienta a unos 70 °C de temperatura y una presión de 0,7 a 1,0 atmósferas, resultando una capa de espuma de 1 cm de espesor, que debe ser compacta y persistente.
La espumilla se forma introduciendo pequeñas burbujas de aire en la leche dando al capuchino su característica textura aterciopelada.
Se suele acompañar con galletas. Usualmente se sirve espolvoreado con canela o cacao.
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