Dos investigadores de Nueva Jersey, Barry Komisaruk y la sexóloga Beverly Whipple, encontraron que practicar estos juegos ejercita la mente y aumenta la actividad pero solo en cierta regiones de la azotea, mientras que el orgasmo activa, de una, todo el conjunto cerebral.
Es decir que para estar alertas y productivos hay que tener sexo, o al menos conseguir el orgasmos, cosas que no siempre van juntas.
Parece que durante el climax aumenta “el flujo de sangre” y eso potencia los nutrientes y la oxigenación en la cabeza, explica Komisaruk, autor y reconocido estudioso del placer sexual.
Este señor ha hecho otros notables descubrimientos, entre ellos, que el orgasmo bloquea el dolor, y que los que uno tiene en sueños, son reales.
Pero sobre todo hizo una invalorable contribución al disfrute de las mujeres que sufren parálisis en las piernas al encontrar un nervio fuera de la médula espinal capaz de devolverles la sensiblidad perdida. “Sus médicos les dijeron que no podían tener ninguna sensación y que renunciaran a su vida sexual.
Sin embargo han conseguido llegar al climax. Fue muy emocionante”, dijo Komisaruk al diario The Times, al recordar los resultados de la experiencia con sus pacientes.
Acerca de los mecanismos del placer, tan insodables, el científico dijo no saber demasiado todavía, pero por lo menos ahora sabemos que ante la falta de placeres carnales, siempre conviene tener a mano un crucigrama amigo…
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