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¿Qué hacemos en Internet cuando estamos tristes?

Un mal día en Internet puede coincidir con una jornada de sofá, helado de chocolate, tragicomedias románticas y ganas de que nos trague la tierra. Los investigadores han encontrado modos de navegar por la Web que delatan nuestro estado de ánimo, sobre todo las depresiones. Abrir y cerrar el email varias veces por minuto, revisar el buzón compulsivamente, y cambiar de rumbo caóticamente del correo a Facebook, de Facebook a YouTube, y de ahí a un blog o a varios, uno detrás de otro, podría estar indicado que nuestro ánimo está tan atribulado que es incapaz de concentrarse, un comportamiento que según los psiquiatras puede estar muy cercano a la depresión clínica.
Esta ha sido la conclusión de un estudio realizado con estudiantes de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri, de los cuales un 30% tenía síntomas depresivos. Lo que hicieron los investigadores fue rastrear su comportamiento en Internet y comprobaron que tendían a repetir patrones que se diferenciaban del modo habitual en que las personas sanas mentalmente se movían por la Red.
Los dos hallazgos fundamentales fueron que mientras más deprimidos se sentían los sujetos más archivos p2p compartían con otras personas, normalmente archivos de música o de películas.
El otro fue que las personas con depresión hacían un uso altísimo del email. Unos resultados que no sorprendieron a los investigadores de la Universidad de Massachussets porque estudios previos habían mostrado que un uso muy frecuente del email se relacionaba habitualmente con altos niveles de ansiedad, los cuales a su vez se incluían entre los síntomas de la depresión.
El comportamiento caótico y la entropía en la red también es un clásico de nuestro comportamiento en Internet cuando no pasamos por una época de buen ánimo. Los cambios frecuentes y casi compulsivos entre las diferentes aplicaciones o entre el email y diferentes chats, o entre las páginas de juegos y Facebook. Ese comportamiento desorganizado indica problemas de concentración, un síntoma que en la muestra de estudiantes escogida se consideraba un signo de depresión. Estos chicos también consumían “una alta cantidad” de archivos de vídeos.
Todos estos comportamientos coinciden con los de los usuarios que pasan muchas horas sentados delante del ordenador, lo cual reduce su vida social y el tiempo que pasan con amigos o haciendo actividades físicas y deportivas. Dos comportamientos que suelen relacionarse con el optimismo y la felicidad. La soledad sistemática frente a la pantalla no parece ser una buena señal de nuestro estado mental.
¿Y para qué sirve saber esto?
Los autores de esta investigación quieren encontrar un modo útil de aplicar estos resultados en la vida real. Su idea es desarrollar un software, que pueda ser instalado en los monitores y en los teléfonos móviles, que sea capaz de rastrear nuestra conducta en Internet y detectar cuando empezamos a repetir los patrones que delatan un incipiente estado depresivo. Nunca sería un método sustituto del psiquiatra que haga un diagnóstico correcto del padecimiento pero los investigadores creen que podría convertirse en un modo coste efectivo de animar ala gente a buscar ayuda médica en caso de cambios de los estados de ánimos que a veces son difíciles de detectar para uno mismo. También cree que puede ser útil para detectar la depresión en los niños, en los que los síntomas pueden ser aún más difusos.
Estos expertos creen que rastrear el comportamiento en Internet puede ser un modo de prevenir la depresión en los campus universitarios, donde en algunas épocas del curso los estudiantes suelen sufrir caídas importantes de su estado de ánimos.
Estas sugerencias que se mantienen en un estado experimental son la base de una corriente que sostiene que nuestra manera de relacionarnos con las nuevas tecnologías dice mucho más de nosotros de lo que estamos dispuestos a reconocer.

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