Adscrita siglos atrás a la encomienda del Val de Ricote, encaramada sobre dos cerros, Lorquí es un mirador abierto y luminoso desde el que se observa el calmado y sinuoso discurrir del río a su paso por la vega.
A veces la mirada se extravía por ese horizonte de cabezos ralos y blanquecinos, en la nube solitaria que apacenta en el azul o en el agua dormida de los meandros, pero lo que despierta la atención del viajero es el verdor de sus huertos.
Sobre este regocijo de bancales florece la verdura y la hortaliza, madura el albaricoque, verdea la ciruela, y en los amaneceres la escarcha simula perlas de lluvia en los geranios.
Los nombres de sus calles, pinas y estrechas, de inconfundible trazo y esencia árabe, evocan aconteceres y leyendas relacionados con su historia: calles de Escipión, de la Partición, de la Encomienda...
La cercanía del valle ricoteño ofrece el paisaje de contrastes que caracteriza a los municipios limítrofes. A un lado, las tierras margas de los Montes Blancos con estériles colinas, barrancas y ramblizos, a otro el nombrado saladar de Lorquí; más acá, abrazados el cauce del Segura, el cañaveral, el perfume de los huertos, la palmera.
Desde siempre, la orografía de la zona ha obligado a sus moradores a utilizar antiguos recursos hidráulicos con los que lograr la fertilidad de las tierras altas. Ese verdor que corteja el río es un entramado de brazales y acequietas, norias y cangilones, balsas y motores que elevan y distribuyen las aguas hasta los cerros abancalados, de ahí que un 90% de las tierras de labor sean de regadío.
No obstante, en los últimos años, el sector agrario ha cedido protagonismo ante la notable implantación de industrias manufactureras, vinculadas en un elevado tanto por ciento a la agricultura. Lorquí, a la que los musulmanes llamaron Lorca Chica, mira al siglo XXI con ojos esperanzados.
Legado Historico
Restos arqueológicos del siglo IV a. d. Cristo localizados en el caserío de Los Palacios, los hallazgos de algunas villas junto al lecho del río y de un pequeño tesoro de monedas de oro acuñadas en el siglo I, testimonian la presencia de iberos y romanos.
Algunos historiadores sostienen la hipótesis de que sobre estos cerros se asentó la llorci ibérica, y de que en los campos vecinos, o en la misma ciudadela, 211 años a. de C. se libró la batalla entre cartagineses y romanos saldada con la derrota del ejército de Roma y la autoinmolación en una hoguera del general Cneo Scipión y de su tropas. De ahí que cada una de las colinas sobre los que se asienta la villa sea conocida por Cerro de Scipión.
La Lorca Chica que citan diversas fuentes árabes fue una de las diversas alquerías que crecieron en los márgenes del río. Tras pertenecer al adelantado Juan Manuel y a la orden de Santiago, en 1445 logró la condición de villa.
Las rentas que los santiaguistas percibían por las tierras de labor y por el saladar de Lorquí eran tan sustanciosas que en 1590 se incorporó a la Mesa Maestral (mediado el siglo, Felipe II las reclamó para la Corona y se emplearon para financiar la capilla real del palacio de Aranjuez).
Patrimonio Artistico
La expulsión en 1618 de los últimos moriscos del Valle de Ricote obligó a la orden de Santiago a repoblar el territorio con agricultores aragoneses y castellanos.
La desaparición de los señoríos promulgada en el siglo XIX favoreció la independencia de Lorquí.
Del siglo XVIII data la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, patrón de la villa, edificada por Gilabert. El templo consta de una nave central y dos laterales menos elevados.
Una pequeña cúpula cubre el presbiterio. La iglesia guarda un cáliz de plata repujado del sgilo XVIII y una talla de San José atribuída a Salzillo.
En octubre de 1996 concluyeron las obras de restauración de la parroquia financiadas por el vecindario. El obispo de la Diócesis, monseñor Azagra, asistió al acto y bendijo el nuevo manto de la Virgen del Rosario.
De las numerosas norias que se conservan en el término municipal tiene especial relevancia la del Rapao, construída en el siglo XVIII. Declarada monumento de Interés Artístico Nacional, posee estructura de hierro, 112 cangilones y 156 paletas. Riega más de trescientas tahúllas.
Fiestas patronales
Las fiestas patronales de Lorquí se celebran el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol.
Corrida de toros, concurso de fotografía, pasacalles, elección y coronación de Reinas, 'marranada' (coger a un cerdo en un recinto cubierto de barro), festival de danza, verbenas, teatro y actividades deportivas componen la programación.
Antiguamente, las celebraciones locales estaban dedicadas a la advocación de la Virgen del Rosario en octubre, pero en los últimos años ha sido el Santiago Apóstol el que ha conquistado el fervor de los ilorcitanos.
Otra fecha tradicional es la del día de San Antón, 17 de enero. La vecindad celebra la popular 'Jira', saliendo a merendar a alguno de los parajes cercanos, significándose durante la última década el retorno definitivo y la participación de algunos jubilados que emigraron a Francia y Alemania.
El Auditorio Municipal es apto para cualquier tipo de representaciones escénicas y el Archivo inició su documentación en 1845.
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