En esta vida nuestra hay que involucrarse para lograr los sueños, arriesgar aunque nos den la espalda.
Superarse a uno mismo, burlar escollos, reír las caídas para levantarnos.
Vivir es un permanente riesgo porque sabemos que existe final pero por eso mismo debemos ponerle ganas.
Arañar hasta el último suspiro sin pensar en el final ni en las veces que caemos ni en las lágrimas lloradas porque debemos irnos aprendidos de sentir los placeres de lograr algún sueño.
Vivir disfrutando lo más posible que de eso va la felicidad, que la estancia es corta y no hay porque avinagrarla.
Aunque topemos escollos, aunque lastimen las chirlas en nuestros zapatos, tener siempre esperanza, optimismo e ilusión porque la vida solo es ésta y es obligación para ser felices disfrutar del amanecer diario.
Lo importante es estar sano, lo demás es ir poniéndole ganas, un poquito de guindilla para ese toque picante, terroncitos de azúcar para la dulzura, miel para las dosis de ternura, también limones como no...cuando toquen demasiados, hacemos zumitos:) o mojitos con toquecitos de ron, pero el aderezo más importante es no perder las ganas.
Siempre hay un nuevo día y el color y el sabor depende sobre todo de cada uno de nosotros...
Feliz camino...
Silvia Pérez Olmos
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