Para querer a veces el corazón hace este larguísimo hilo transparente que se empecina en enredarlo y anudarlo todo: un aburrimiento, un dolor, una canción, una última suerte, un último desprecio, una discapacidad, otra piel, un periodo de oscuridad.
Para seguir queriendo hemos de fabricar un barquito de papel que vaya en dirección al viento; unas ganas de morder un zapato; de descubrir la piel y quedarse a observar cuantas miradas se pueden soportar antes de volver a cubrir; desmemorizar sin olvidar; parchar y zurcir; separar sin dividir.
Acabo de entender que, para querer sin equivocarse hay que ser natural y lento; todo lo desmemoriado posible; tener todas las mesas puestas para merendar; ser amable y duro; sentarse en todas las butacas antes de que la película comience; desaparecer de pronto; hacer de los silencios el preludio de una bella nota.
Para querer con algún acierto, sería bueno aprender a caminar bajo la lluvia y no temer a los rayos; armar un improvisado equipo de fútbol; beber una cerveza a solas en algún bar; tomar un camión sin rumbo; sorprender de vez en cuando por la espalda; contar un chiste.
En fin, todas aquellas cosas que nos unen, reúnen y nos acogen sin premeditación… Y querer, también es decir ADIÓS y desear siempre, lo mejor.
Buen Martes a tod@s ;)))
Silvia Pérez Olmos
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