¿POR QUÉ?
La encuestas demuestran que los optimistas gozan de mejor salud que los pesimistas. La mayoría de dolencias psicológicas están estrechamente relacionadas con una visión negativa de la existencia”, comenta Herminia Gomá, directora del Instituto Gomà, en el que se llevan a cabo cursos para potenciar el optimismo.
¿Y SI NO PUEDO?
Ése es la principal excusa que nos ponemos: “yo soy así”. Pues te equivocas. Se ha demostrado que el espíritu positivo es una habilidad que todos podemos aprender, con un poco de esfuerzo.
APRENDE DE LOS ERRORES
Ése es el primer paso para entrar en el Club de la Buena Estrella. Si te ha pasado algo malo: piensa en lo que has aprendido en vez de revolcarte en tus miserias. “Si te olvidas de una cita, por ejemplo, aprenderás a apuntarte los compromisos en la agenda. Habrás ganado algo”, indica Herminia.
IMPLÍCATE
Si te quejas del trabajo que tienes, será imposible que te impliques y por tanto que lo disfrutes. En el momento en que dejes de tener esa concepción negativa de todo, te lo pasarás mejor haciendo tus quehaceres diarios. Y a la sazón, ahuyentarás el estrés.
MANTÉN EL EQUILIBRIO
Es necesario encontrar una equidistancia entre optimismo y pesimismo. No se trata de que seas un soñador que vea posible lo imposible, sino de trazarte metas realistas sin que se te hagan una montaña.
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