La Pata de Conejo

La verdad es que el culto debería rendírsele de alguna manera a la liebre y no al conejo; sin embargo, la similitud entre ambos animales hizo que durante los años la confusión se fuera asentando hasta conseguir que la creencia se radicalizara sólo en ellos y los convirtiera en amuletos.
Ocurre que desde muchos años atrás, la liebre era un símbolo de culto en muchas de las sociedades paganas que existían por Europa; a los cuales se les temía ciertamente, pero también se les respetaba por los poderes que, según la gente, éstos poseían. Incluso en China, el símbolo del poder está representado por la luna junto a la liebre, lo que nos hace suponer que no sólo en la región europea se les rendía pleitesía.

 En la historia, incluso se sabe que en algunas batallas contra el Imperio Romano, se acostumbró al uso de protectores con el dibujo de liebres para asegurar el triunfo; al igual que en la cultura azteca, en donde se veneraban los poderes para curar que estos animales emanaban de sí mismos.
Cuenta la historia, que cuando Inglaterra se convierte al cristianismo, la gente conservó de alguna manera la costumbre soslayada de idolatrar a estos animales, para lo cual, no encontraron mejor forma que llevar la pata de uno de ellos como símbolo de suerte y de buenaventura.
Se sabe a través de los estudios sobre las viejas culturas, que el pie es un símbolo de potencia y firmeza, razón por la cual se cree que se escogió esta parte del animal para conservar algo de sus poderes sobrenaturales para atraer la buena fortuna.
Aún ahora, algunos artistas se maquillan con patas de conejo para atraer la suerte a su función o espectáculo y en algunas latitudes, los niños recién nacidos son rozados con la pata del conejo en la frente como un deseo expreso de buena vida para él.