Llega un momento en que todos queremos cambiar.
Cambiar de
trabajo, nuestro tipo de actividad, residencia, pareja, estilo de
vida...
¡Y cuántos nos pasamos la vida haciendo lo mismo a la vez que
sufrimos los deseos de cambio!
Toda una tragedia humana que arrastramos
por el miedo a lo desconocido o al fracaso.
Pero el cambio siempre se va
produciendo de una u otra forma; el Universo se halla en cambio
constante.
Los seres humanos nos
vemos sometidos al estrés del cambio inevitable a lo largo de la vida, pero es
que desde nuestro interior, el "Yo como sujeto" nos impulsa a un cambio siempre
en dirección hacia la satisfacción de sus deseos infinitos de amor poder y
libertad.
Hay cuatro ingredientes que facilitan mucho
las cosas para la autorrealización del "Yo como sujeto": el coraje, la
desesperación, el conocimiento y la suerte en forma de oportunidad.
Sólo
unos afortunados reunen para sí las cuatro condiciones y se embarcan en una vida
nueva que les salva del frustrante atascamiento en un estilo de vida que ya no
es viable, que no satisface al "Yo como sujeto".
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