Es verano y el cuerpo necesita refrescarse para poder hacer frente a los rigores de esta época estival. Quienes viajen a la zona del mediterráneo pueden aprovechar su estancia y degustar la clásica horchata valenciana.
En la actualidad, es un producto con denominación de origen que se cultiva en dieciséis pueblos de la comarca valenciana de l´horta nord, que por sus características climáticas se convierten en la única zona de España donde se cultiva este singular tubérculo y hacen que la planta tenga un sabor característico, dulce e intenso.
La chufa es una planta con unas largas y estilizadas raíces en cuyos extremos se forman las chufas. Estos pueden ser redondeados o alargados y la piel presenta un color marrón más o menos oscuro si la recolección se realiza muy tardíamente y también a medida que la chufa se seca y se alarga su almacenamiento. La chufa necesita notable aporte de agua, y su recolección se realiza durante la estación más fría. Una vez terminada la cosecha, el tubérculo se almacena en lavaderos con agua clorada y mediante este proceso la chufa elimina sus raíces y se deshace de la piel. Durante los tres meses siguientes se realiza la operación de secado, un proceso que hace que pierda toda su humedad. Posteriormente se realiza la selección, suprimiendo las plantas dañadas y las impurezas que han sobrevivido al lavado. Se trata de una bebida muy beneficiosa para la salud con alto contenido en hierro. Aunque la chufa se vende ya preparada, lo ideal es disfrutar de ella, tomándola en una terraza en los días de mucho calor, tiene un sabor distinto y nada que ver con la horchata de arroz que se encuentra en los países de Hispanoamérica. Además, puede ser natural, pasterizada, esterilizada, concentrada, condensada, congelada y en polvo. Otra opción es servirla granizada, helándola como se haría con un mantecado, y teniendo la precaución de remover de vez en cuando para romper los cristales que se forman, hasta lograr el granulado deseado. Cuenta la leyenda que cuando el rey Jaime I de Cataluña y Aragón llegó a Valencia una muchacha le dio a probar una bebida fresca, blanquecina y dulce. Complacido por su sabor, el monarca preguntó por el nombre de la bebida, a lo que la joven respondió que era leche de chufa. Pero Jaime I la corrigió diciendo: "Axo no es llet. Axo es or, xata" ("Esto no es leche. Es oro, chata"). Y cuentan los valencianos que de aquel episodio procede el nombre castellanizado de la horchata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario