El presente es el telón de fondo indispensable para los placeres minúsculos. Gustar, sentir, tocar, oler, son grandes inhibidores de la angustia.
Por poca huella que deje en la consciencia, lo real puede volverse intenso y relajante, pues está alimentando el sentimiento de existir.
Muchas personas que han pasado por una dura enfermedad, lejos de hundirse, reconocen que esa crisis les ha enseñado a vivir y se sienten transformadas.
Les ha hecho ver que lo importante es estar aquí y ahora.
Cuando has sobrevivido a una experiencia fuerte en la que tu vida ha estado realmente en juego, después vives con más intensidad.
Pero, ¿Verdad que no hace falta pasar por ello para aprender la lección?
Pues entonces vive lo que te ocurre, percíbelo con emoción y consciencia.
Feliz Lunes y buen comienzo de semana a todos;))) — me siento entusiasmada.
Silvia Pérez Olmos
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