He aprendido que los amores pueden llegar por sorpresa o terminar en una noche.
Que grandísimos amigos pueden volverse grandísimos desconocidos, y que por el contrario, un desconocido puede volverse alguien inseparable.
Que el “nunca más”, nunca se cumple y que el “para siempre”, siempre termina.
Que el que quiere, lo puede, lo sigue, lo logra y lo consigue.
Que el que arriesga no pierde nada, y el que no arriesga, no gana.
Que el físico atrae, pero la personalidad enamora.
Que si quieres ver a alguien, díselo, mañana será tarde.
Que el sentir dolor es inevitable, pero sufrir es opcional.
Y sobretodo, he aprendido que no sirve absolutamente de nada, seguir negando lo inevitable.
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