Las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas, que a pesar de su edad cronológica no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde se desinflan egos inflados.
No tolero a maniobreros ni ventajeros.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un magestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso para discutir títulos.
Quiero la escencia, mi alma tiene prisa…, sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reir de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de verdad y la honradez.
La escencia, es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas.
Gente a quién los golpes de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí, tengo prisa... por vivir con la intensidad que la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final, satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia".
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