La sociedad 2.0 se mueve en torno a las redes sociales y los dispositivos móviles que nos permiten estar en contacto con nuestro círculo más o menos cercano 24 horas al día.
Pero, ¿qué pasa cuando no podemos hacerlo?
Sales de casa con prisas. Llegas tarde a clase, a la oficina o a una cita. Y, de repente, el pánico empieza a cundir: ¿dónde está el móvil?
Inmersos como estamos en plena era tecnológica, la comunicación y la interacción constante ha pasado a convertirse en una necesidad.
La sociedad 2.0 se mueve en torno a las redes sociales y los dispositivos móviles que nos permiten estar en contacto con nuestro círculo más o menos cercano 24 horas al día. Pero, ¿qué pasa cuando no podemos hacerlo? De lo útil a lo necesario parece haber tan solo un paso, y de ahí, a la "adicción", la línea se difumina por momentos.
Este miedo irracional a estar desconectado ya tiene nombre, 'nomofobia', y afecta al 8% de los universitarios españoles, según un estudio de la Universidad de Granada. Además, los jóvenes adictos a los teléfonos móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, aunque presentan una autoestima más baja que éstos.
Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, Francisca López Torrecillas, quien destaca que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.
Según la investigadora, los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos.
La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.
La profesora explica que los jóvenes que sufren nomofobia "necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin él". Si lo pierden o se les rompe, se sienten "frustrados, enojados y aislados". ¿Crees que, al igual que el 8% de los universitarios, tú también tienes dependencia de tu terminal móvil? ¡Deja tu comentario!
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