
Para reconocer un buen vino debemos comenzar por verlo. Independientemente del color (blanco, rosado o tinto), dentro de la copa éste debe ser limpio. Existen sedimentos en algunos tintos, pero jamás puede ser turbio. Además debe ser brillante, los vinos muy apagados en su color serán flojos. Los bordes del vino nos darán más datos, en los tintos por ejemplo, el color teja en los bordes indica que está en un buen momento para tomarlo.
La nariz es la siguiente estación en la carrera por reconocer un buen vino.
Existen vinos que por haber estado mucho tiempo dentro de la botella, necesitan de unos minutos para liberar sus aromas (en ellos es ideal usar un decantador).

Para reconocer un buen vino la boca nos dará la información concluyente. El cuerpo del vino es determinante en algunos tintos, mientras que la frescura y la acidez del vino en algunos blancos. Obviamente que cada vino tiene su medida, el cuerpo del Cabernet Sauvignon es mayor al del Pinot Noir, pero este último no debe pasar como si nada por la boca. En ese caso es muy probable que el vino adquirido no sea de gran calidad.

Muchos creen que el rito detrás de cómo catar un vino es innecesario, sin embargo son muchos años de experiencia para lograr descubrir lo más profundo de cada vino. Obviamente que no siempre debemos hacer toda la parafernalia a la hora de tomar, pero cuando nos enfrentamos a un vino por primera vez es importante observar su color y cuerpo, su aroma, su sabor y su retrogusto.
Consejos para catar un vino: Es más fácil de lo que parece. Primero se debe servir una medida pequeña en la copa y hacerla mover dentro de la misma. Allí observaremos qué queda sobre el cristal para ver el cuerpo que tenga y el contenido alcohólico. Cuanto más duraderas sean las lágrimas mayor serán esos factores.
Luego veremos el color al catar un vino. Ya hemos hablado de vinos tintos y blancos, en este caso hay que conocer qué se espera para saber si estamos frente a un vino de calidad. Los vinos apagados y opacos probablemente sean una decepción en el paladar.
Luego pasaremos al aroma, donde trataremos de sentir los diferentes descriptores aromáticos del vino. Para catar un vino hay que introducir la nariz en la copa y aspirar profundamente.

Por último, la parte más emocionante de catar un vino es el saborearlo. Se debe tomar un buen sorbo y no temer de moverlo por toda la boca para que llegue a todas las papilas gustativas de la lengua por igual. Conviene tomar un poco de aire por la nariz antes de tragar el vino. Luego, expulse el aire por la nariz para sentir aromas retro nasales.
Por último, la mejor forma de reconocer un buen vino, es verificar cómo nos hizo sentir cuando lo tomamos.
Y recuerda....el vino con buena compañia mucho mejor!!!
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