El secretismo de la fórmula de la Coca-Cola y la Pepsi no alcanza al 4-metilimidazol, uno de los componentes de ambas bebidas refrescantes y que ha sido declarado como cancerígeno por las autoridades de California. Ante esta situación, y sólo en EE UU, ambas compañías han optado por modificar sus ingredientes para evitar que en sus envases figure un aviso nada beneficioso para las ventas: 'Este producto puede producir cáncer'. Según han asegurado representantes de ambas multinacionales, los cambios no afectarán al sabor del producto.
Concretamente, el 4-metilimidazol es una sustancia química que sirve para dotar al líquido de su clásico color caramelo. Su presencia no se limita, sin embargo, a Coca-Cola y Pepsi, ya que, al igual que en estas bebidas, se produce de forma natural en la cocción o asado de algunos alimentos.
Pese al cambio en la legislación californiana, la Administración de Alimentos y Fármacos de EE UU (FDA) ha apelado a la tranquilidad: «Las bebidas no son peligrosas en absoluto. Lo que ha ocurrido en California es que quieren introducir una advertencia por la presencia de este ingrediente tras un estudio que ha vinculado el 4-metilimidazol con el cáncer en ratas, pero cuyos resultados no serían aplicables a los humanos». La agencia apunta que sería necesario consumir hasta mil latas diarias durante dos años de estos refrescos para ingerir la misma cantidad que se administró a los roedores.
La polémica surgida en torno a este compuesto químico ha trascendido las fronteras estadounidenses. Para la Organización Mundial de la Salud, su consumo conlleva el mismo riesgo de contraer cáncer que el de las patatas fritas. Tampoco la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha lanzado ninguna advertencia sobre el 4-metilimidazol.
Diana Garza-Ciarlante, representante de Coca-Cola, en declaraciones a la agencia Associated Press, aseguró que la compañía estadounidense está segura de que «no hay riesgos para la salud pública que justifiquen ningún cambio». Pero aun así ha pedido a sus proveedores que lo eliminen «para que nuestros productos no sean objeto de este tipo de advertencias».
Un secreto bien guardado
En un comunicado emitido a través de su web, Coca-Cola también apuntó que su bebida seguirá siendo la misma de siempre y no variará la receta que mantiene secreta desde que el farmacéutico John Pemberton la elaborara hace 125 años: «El colorante de caramelo de todos nuestros productos es, y siempre será, seguro. La compañía no cambiará su mundialmente famosa fórmula. Durante años Coca-Cola ha ido mejorando su proceso de producción, pero nunca ha alterado su fórmula secreta».
La propuesta para eliminar el 4-metilimidazol de la cadena alimentaria surgió del Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI) de Estados Unidos. Sus técnicos han señalado que «la reacción del azúcar con el amonio provoca una generación de numerosos compuestos. Dos de estos compuestos son el 2-metilimidazol y el 4-metilimidazol. Estudios gubernamentales han probado que ambos provocan cáncer de pulmón, hígado y tumores de tiroides en animales de laboratorio». En base a estos estudios, la FDA decidió establecer en 16 microgramos el consumo recomendado diario de este compuesto.
Pero el CSPI afirma que cada lata de ambos refrescos contiene hasta 130 microgramos. Para las personas que llegan a consumir hasta dos litros diarios, informa el Centro para la Ciencia, la ingesta de 4-metilimidazol alcanzaría límites realmente perjudiciales. El director del CSPI, Michael Jacobson, aboga por eliminar esta sustancia de todo alimento. «La mayoría de usuarios preferiría una bebida totalmente transparente y segura que una coloreada de caramelo con un compuesto sospechoso», reflexionó en voz alta.
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