LA HISTORIADORA-Elizabeth Kostova
La novela de Elizabeth Kostova es la historia de una búsqueda obsesiva: el secreto de la vida de Vlad Tepes, el Empalador, más conocido como Drácula. En ella se entrelaza la vida de tres personajes: Paul, un importante diplomático obsesionado por descifrar la relación entre la historia de Drácula y la desaparición de su maestro, el profesor Rossi, presente a través de su legado de cartas, y la de la narradora, hija del diplomático, quien hereda su pasión por este tema y continúa la investigación enfrentándose a misteriosos y sangrientos secretos.
Estos tres personajes arriesgan su propia vida –y eventualmente su paz eterna– para entender, mediante la confirmación de documentos antiguos, olvidados algunos, perdidos otros durante mucho tiempo y vueltos a encontrar casi por casualidad, quién era realmente Drácula, y las raíces últimas de la inquietante vida de Vlad, el Empalador: un ser sediento de sangre para unos y un héroe nacional para otros. Pero desde un comienzo la vida de este personaje histórico se mezcla con la leyenda que se construye a su alrededor, en la que se conjugan de manera indivisible tortura y refinamiento.
Los principales escenarios en los que se desarrolla la novela son Londres, Estambul y el centro de Europa, pero el viaje de los personajes desde Inglaterra hacia oriente no son sólo un desplazamiento geográfico; implican también un viaje temporal: se viaja hacia oriente como se viaja hacia el pasado. La mayoría de los recónditos pueblos mencionados en la novela son exóticos escenarios de tradicionales leyendas de vampiros, que incluyen la de la localización de la tumba de Vlad Tepes y los secretos que ésta guarda. La historiadora las recupera: es el resultado de una exhaustiva investigación de diez años de la autora.
La novela, que transcurre simultáneamente en el siglo XV y en el siglo XX, nos remonta a perdidos monasterios medievales en un encuentro de tiempos y culturas para recordar que aún en la supuesta modernidad en que vivimos no hemos podido dar respuesta a muchas inquietudes sobre el mal, el dolor y la muerte. Y donde la imponente presencia de Drácula resurge de la noche de los tiempos entre códigos secretos y manuscritos perdidos para recordarnos que él permanece ahí, acechándonos desde hace siglos.
La historiadora es una confrontación entre lo medieval y lo moderno, entre la obsesión y la razón, entre la leyenda y la historia. Siglos distintos, países distintos en donde, sin embargo, la pasión por lo brutal y lo terrible se manifiesta en la esencia misma de la cultura de sus pueblos. Si bien es cierto que la modernidad de la cultura occidental ha hecho de esta fascinación supersticiosa casi un tabú y un símbolo del retraso de ciertos pueblos, la inevitable atracción que genera esta novela en el lector pone de manifiesto que la condición humana siente un intrínseco placer por la sangre, el dolor y el sufrimiento.
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