Este fin de semana finaliza el horario de verano y los relojes se retrasarán una hora el domingo, de modo que a las 3.00 horas volverán a ser las 2.00 horas, por lo que oficialmente por la noche habrá una hora más que, inicialmente, tendrá un efecto "mínimo y pasajero" sobre la salud de la mayoría de la población.
"El cambio de horario que tiene lugar este sábado, va a hacer que, por el
reloj cerebral que regula ritmo sueño-vigilia y que está programado en unas
horas determinadas, nos despertemos antes de lo habitual".
Esta medida, que afecta a todos los Estados miembro de la Unión Europea, en
cumplimiento de la Directiva Europea que rige el denominado 'Cambio de hora', va
a provocar en el máximo de los casos un pequeño desfase en la hora de dormirse o
despertarse, lo que significa que las repercusiones de una hora más sobre la
salud son "mínimos y pasajeros"
"El reloj biológico o el reloj cerebral que regula el ritmo sueño-vigilia
tiene de por sí suficiente flexibilidad para adaptarse a los cambios horarios",
aunque hay excepciones y, es posible, que alguien vea afectado su ritmo de sueño
y necesite unos días para habituarse.
Los segmentos de la población que suelen necesitar más tiempo, son la
población infantil y las personas mayores, que pueden necesitar más tiempo para
adaptarse al cambio, "hasta una semana o 10 días". Del mismo modo, las personas
con problemas oculares tienen una mayor tendencia a tener problemas en la
adaptación del cambio horario.
No obstante, aclara, "cuando el cambio es de una sola hora sus efectos no
repercuten en la salud", el problema viene cuando los cambios horarios
significan una variación de más de 6 horas, y, sobre todo, cuando esto se hace
frecuentemente, que entonces "puede acabar afectando al reloj biológico", lo que
supone la no adaptación del ritmo sueño-vigilia.
Sin perjuicio,Ni beneficio
La aprobación de esta directiva está avalada por las conclusiones de un
estudio sobre su alcance y efectos, realizado por encargo de la Comisión Europea
y presentado al Parlamento en 1999. El estudio concluye que el cambio horario
tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como
el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo
y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
Para este experto, el cambio horario no tiene mayores repercusiones sobre la
salud, "ni beneficios ni perjuicios", en gran medida debido a que "la mayor
parte de la población está sometida a una exposición de luz artificial", que
provoca que "se viva en un día-noche artificial".
El que durante gran parte del día la población se someta a una fuente de
iluminación artificial, "tiene impacto sobre el centro regulador del sueño y
vigilia", disminuye precisamente "el impacto que pueda tener el cambio de
horario".
En cualquier caso, en la población más vulnerable, "a aquellos que hayan
notado con otros cambios horarios que les cuesta adaptarse", recomienda una
pequeña adaptación que consiste en "anticiparse", pero "no unas pautas
especiales".
Por ello, aconseja adoptar hábitos de sueño en la semana previa,
principalmente retrasar gradualmente, hasta una hora, la hora de acostarse, ya
que "va a permitir que el reloj cerebral tenga más tiempo para adaptarse".
Asimismo, aconseja evitar la luz en las primeras horas del día y, del mismo
modo, exponerse más horas a la luz de la mañana.
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