Difícil saberlo con precisión, pero se puede deducir que esta costumbre nacería al tiempo que se domesticó la gallina, primero en la India y después en Egipto, donde se descubrió la incubación artificial.
La avicultura llegaría a España con los romanos, y sería desarrollada por los musulmanes.
Aunque, si se tiene en cuenta que los fenicios fueron los primeros en comercializar el aceite de oliva, puede pensarse en un primer huevo frito peninsular allá por el año 1000 a.C.
Este doméstico manjar aparece por primera vez mencionado en un texto en que el filósofo andalusí Averroes consideraba que para hacer unos buenos huevos fritos había que usar abundante aceite de oliva, reciente y con poca acidez.
La representación de este sencillo y delicioso plato de cocina la hizo Velázquez en su Vieja friendo huevos, que pintó en 1618, aunque hay quien discute si la anciana está friendo o escalfando los huevos.
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